En vacaciones es usual que muchas personas se sientan  fuera de base debido a que sus rutinas de vida han cesado, es decir, aquello que se les hizo costumbre por repetirse día tras día, no está más y, esa cotidianidad a la que se habían habituado, se rompe por un tiempo y ello deriva en algo de extrañeza, desprogramación y falta de foco. Entonces, después de dar vueltas en la cama, revisar las redes sociales una y otra vez, o hacer maratón de películas recomendadas, es que aparece la pregunta de “qué hacer con el tiempo libre”.

Y bueno, tal vez repetirse la novela de Betty la fea o atender a la recomendación de ese amigo friki de verse toda la saga de Star Wars son formas de hacer con el tiempo libre, sin embargo, la pregunta que nos podemos hacernos al respecto es: ¿Buscamos gastarnos el tiempo o invertirlo? Si tu respuesta es gastarlo, adelante y que la fuerza te acompañe, pero si tu respuesta está más encaminada a la segunda opción, te proponemos un pare que te permita generar una idea, una ruta y un nuevo foco para ti en estas vacaciones.

Empecemos por lo más importante, haz una lista de cosas que no sueles hacer por falta de tiempo y luego crea una jerarquía donde tengas en cuenta cuáles son las ideas más sencillas de abordar y cuáles son las más complejas; incluye aquí actividades y hábitos deseados. Ten en cuenta que, llamar a una amig@ que hace tiempo no escuchamos, programar ese encuentro con compañer@s del colegio o salir a caminar a una vereda que queremos conocer, puede ir en los primeros lugares debido a que son actividades cortas y sencillas de cumplir; pero desarrollar un hábito o iniciar una nueva disciplina puede llevar tiempo, por lo tanto, irían de último lugar en esta jerarquía por el hecho de necesitar un plan de trabajo o una estrategia concreta.

Con este sentido y siguiendo el orden jerárquico, se puede repartir el tiempo de un día entre las dos categorías que se encuentran en la lista de ideas. Dicho de otra manera, en un día se puede hacer efectiva una idea sencilla e ir materializando una ruta de acción para llevar a cabo las ideas complejas. Muestra de ello sería: 1. Llamar a esa amiga que no escuchas hace tiempo para que te cuente de su vida y chismear tres horas y 2: Empezar a hacer el paso a paso de cómo incluir un nuevo hábito de ejercicio en tu vida (horarios y áreas de tu cuerpo que quieres trabajar) o iniciar las averiguaciones acerca de las clases de técnica vocal que tanto quieres esto por dar un ejemplo.

Es importante tener en cuenta que las vacaciones son un espacio importante para incluir en nuestra vida un nuevo hábito o explorar un nuevo hobbie; esto se debe a que los hábitos requieren de tiempo para consolidarse y generar en nosotros una especie de programación a nivel neurocognitivo y físico. Así que, pasado un tiempo de constancia, repetición y esfuerzo se hace posible que el hábito se introyecte y se mantenga en el tiempo con más facilidad. Por tanto, si lo que quieres es tener una vida fitness y que el proceso de adaptación, que es el más difícil, se haga antes de volver a tu antigua rutina de vida, aprovecha estas vacaciones para hacer un horario de entrenamiento, determinar las rutinas por día de la semana y acostumbrar tu cuerpo/tu mente.

En suma, queda claro que está en nuestras manos hacer del tiempo libre un aliado para dedicarnos a las actividades que nos llenan de vida y que, a largo plazo, transforman nuestra cotidianidad o nuestro modo de vida. Así que, recuerda, tienes tiempo ahora y están las herramientas disponibles,  aquí, solo queda dar el salto y elegir entre gastar nuestro tiempo o invertirlo. Sin excusas.